martes, 2 de mayo de 2017

Una adaptación en las hojas de las plantas en el clima mediterráneo: los tricomas

En mis últimas salidas por los montes me he interesado por las forma en que las plantas se enfrentan a los meses cálidos donde la pérdida de agua por transpiración es muy elevada. En pocos tiempo el implacable calor del verano volverá a la franja mediterránea castigando a toda la vegetación. Muchas especies vegetales han desarrollado distintos sistemas para afrontar el déficit hídrico y reducirlo al mínimo posible. Aprovechando el uso de mi lupa digital me he puesto a observar en las muestras de hojas que he recogido una de estas adaptaciones que me llama la atención: el desarrollo de tricomas.

Haz de hoja de matagallo (Phlomys purpurea)

Envés de hoja de matagallo (Phlomys purpurea)


Los tricomas son estructuras epidérmicas, de morfología diversa que pueden ser unicelulares y pluricelulares que pueden tener varias funciones: protección de la epidermis de la hoja contra agresión mecánica; protección contra el exceso de luz proporcionando sombra a la epidermis; y reducir la pérdida de agua por transpiración mantenimiento de un microclima húmedo.

Envés de hoja de jara blanca (Cistus albidus)
Nos encontramos también otras muchas especies vegetales que tienen tricomas glandulares que secretan aceites esenciales que protegen a la planta aún más contra la pérdida de agua por transpiración. En Andalucía encontramos gran variedad de plantas aromáticas con esta adaptación (Ej: romero, lavanda, tomillo, salvia, orégano, mejorana, hinojo).
Muchas veces nos preguntamos cómo éstas plantas resisten estoicamente en las laderas de solana de la montaña a lo largo del verano sin morir desecadas. Este tipo de adaptación, abundante en el bosque esclerófilo, nos da la respuesta.

Envés de hoja de encina (Quercus rotundifolia)

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